EDITORIAL UN OCTUBRE ROJO PARA EMPEZAR.
- alchileconelcine
- 2 oct 2018
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Esa fecha ha llegado de nuevo.
Se marca el dos de octubre en todos los calendarios y una brecha de conciencia social (de esas que no deberían ser momentáneas) rodea el aire de las ciudades mexicanas.
Esta es especial. 50 años de protesta a un régimen que expuso su lado salvaje. El lado que oprime a las masas y demuestra quién controla qué de la manera más brutal que existe.
Es duro compadecerlo, porque entonces, de forma metafísica, se silencia la esencia de la juventud.
Hablo de una cuestión tan básica como entendible. El motor que impulsaba a toda una generación de estudiantes (alumnado perteneciente a las grandes escuelas del país a nivel preparatoria y universidad) que se expresó acorde a las tendencias nacionales. Acorde a demandas que no han cambiado mucho en este medio milenio.
Ese espíritu. Tan creador y destructor, fue callado. Y miles de sobrevivientes supieron que tal represión sepultó miles de ideas.
Ideas que pudieron llegar a las pantallas de cine y TV, que hubiesen querido expresar el México que los grandes medios callaban. Las ideas con personajes que hubiesen identificado al mexicano en su máxima expresión: Golpeado y esperando saber qué tanto puede aguantar.
Fue una época difícil. Un ejercicio de memoria que las bellas artes, como si se tratase de la elegía más viva, no nos permitirán olvidar.
Películas como Rojo Amanecer y Tlatelolco, cada una contando a su respectivo público generacional el evento, suelen también retratar cómo ese espíritu pudo huir, lo mucho que sufrió y nos dan ese ejercicio de retratar a los oprimidos de nuestra generación, ejem, aún nos faltan 43. Por más que se intente reprimir al espíritu, este sale de alguna manera.
Y entonces es más que un simple día asoleado.
Octubre rojo. Nuestro camino por el cine nacional empieza con dos deseos que quisiéramos fuesen reales: Que nuestra página siga hablando de ese cine, el cine que expresa lo que sufre y ve, y que ojalá fuese la última represión que tengamos que recordar.
Ojalá.

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